Elegía del Dios que fue culpa, por Javier Paláu
¡Ay de ti, oh mi Dios, aquél que fuiste;tú que sólo en mí, sólo por mí,la vida humana degustaste,pues fuiste sólo imagen en mi mente!Sólo al imaginarte siempre eterno,mientras te imaginé, viviste siempre;fuiste sólo en mí un ser divino,fuiste, no eres más, la ley por que me rijo. Y así viviste, Dios,en el cielo invisible…
El atroz combate: un poema de Olín Emiliano Robles Riestra
Jesucristo no quiso unirlos sino separarlos, como en la parábola de las ovejas y las cabras. Jesucristo dijo: «No vine a traer la paz sino la espada. Mesías o Satán o Tentador, era considerado como uno de los antediluvianos, es decir, como una de nuestras energías. WILLIAM BLAKE Con dulce reverencia comulgo las leyes Del…
Castillos de arena: prosa poética de Gilberto García
Nunca construimos castillos de arena. Si lo hubiéramos hecho, tal vez, estaríamos protegidos de esas olas con nombre de Príncipe. ¿Qué le puedo pedir a su nombre, mi Sol, si su nombre ya pretende destrucción desde la primera letra? Esa vocal átona de amplia envergadura animal. De tamaño amplio, de viento árido. Hubiéramos pintado las…