Los caminos de la ola
Mi padre también es una ola que no alcanzo a descifrar con el tiempo.
Sólo sé buscarlo entre los retazos de niebla que es la infancia.
Desde la memoria vuelvo a él y me pregunto si algún día volveré a estrecharlo entre mis brazos. Mi padre me heredó la lengua de las aves que lentamente se apaga en silencio y no me alcanzan las manos para volver a reconciliarme con la raíz de su canto.
La niebla es la infancia que tampoco alcanzo a retener entre mis brazos.
Tal vez mi padre sepa cómo hacerlo.
Tal vez mi padre en su condición de ola sepa cómo hacerlo.
Tal vez mi padre en su condición de ola huérfana sepa cómo hacerlo.
Mi padre es capaz de volver a abrazar a los fantasmas antes de que partan al silencio.
El silencio es el lugar donde también van a parar los juguetes cuando se acaba la infancia.

Ulises delante de la frontera de sombras
Hoy me encuentro solo delante de los muros de sombras.
Algo se ha quebrado en alguna parte y recuerdo a mi madre, marchita de hambre, acariciar mi frente huérfana con su canto de colibrí herido.
Yo soy mis pasos y el mapa de mi rostro traza mi camino de migrante. He construido tantas caras sobre mi piel de criatura desamparada, que ya no me importa desprenderme de esta invisible palpitación, donde las palabras apenas murmuran sobre mis manos muertas.
Pero estas caras muerden las sombras de mis descalzas travesías en el mundo, y solo alcanzo a mirar el retrato de una fotografía vieja, desgarrada entre las uñas de un tigre sin luz, donde amanecen los recuerdos de amigos náufragos en la memoria.
Y estoy solo delante de estas fronteras de sombras.
Algo se ha quebrado en alguna parte, y no fueron los niños, que me herían con sus palabras; ni el bosque de sol, que mordía mi rostro de bronce, cuando solía descansar los huesos sobre la espalda de mi madre.
¿Y dónde están mis padres, aves que aletean delante del silencio, que no oyen mi grito? ¿A dónde fueron los amigos que olvidé, cuando buscaron de comer debajo del brillo de oro en la basura?
Pero yo vuelvo a caminar sobre el mundo y las fronteras no me detienen, emigran mis palabras, y yo soy mis pasos que aguardan mi lengua, como un amparo encendido en la lejanía de este abismo.
Carlos Rutilo (Apodaca, Nueva León, 1996) Es egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL. Fue becario de la primera generación de escritores universitarios, en la categoría de poesía, del Centro de Creación Literaria UANL 2019. Ha publicado artículos y ensayos en Revista Levadura, Doble Rodada, Deslinde y Cathedra, ambas revistas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL. Perteneció al Taller Generacional de Poesía 2017-2019 impartido por el maestro Eliseo Carranza Guerra. Algunos de sus poemas aparecen en Círculo de Poesía. Revista Electrónica de Literatura, en Los Demonios y Los Días y Punto de Partida de la UNAM.
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