Estoy muerta de pie
bajo el filo de mis tallos se enloquece el tiempo
persiguiendo la memoria de aquella llovizna de balas.
Me he confesado frente al fuego en busca de una niñez siempre perdida
enraizada a la grieta que separa mi carne de mi recuerdo.
Pero hay memorias que se callan hasta el último suspiro.
Memorias tan pesadas como el techo de una casa
tan largas como el aullido del fantasma en el espejo
tan ásperas como el beso de una bala en el odio.
¿Por qué los peñascos del antes se aferran en desnudar el ahora?
Soy la mujer que se pierde en el reencuentro de sus manos
de pie frente a la tierra manchada de soledad
inútil amante ignorada
me volcaniza en la crueldad del suelo.
Acaricio el rompecabezas de un abismo
cada día más nuestro. Perseguida por las brasas.
Ya le he vendido mi vergüenza al cielo
y tentada por Dios
esperé callada con la esperanza de la aurora
pero la memoria sabe bien disparar en la herida
y Dios sabe esconder los ángeles en un cuarto
aquellos que no conocen de piedad
pero sí de la miseria latente en la mirada.
Estoy muerta de pie
con las estrías expuestas frente al féretro
y camino bajo el rostro de la memoria ya cansada.

Miralda Pedraza
Miralda Pedraza (Monterrey, 2000) Fue parte del segundo y doceavo libro «Relatos de la Cuarentena» por parte de Tres Nubes Ediciones, y colaboró con un poema en el número «En la espera la teoría del caos» de Papeles de la Manscupia. Asimismo, fue ganadora del concurso semanal Micropoesía. Cuenta 140 de la revista española El cultural.
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