Primer número

Nascere: Una pandilla de buenos

Carta de bienvenida por Lilia Solórzano Esqueda

En la Ética a Nicómaco, Aristóteles dedica todo un apartado a la amistad. En él la acomoda sin dudar ni un poco como una virtud; la califica de necesidad “como lo más necesario en la vida”. Los amigos se reúnen y se atraen por una philía, por tener semejanzas y compartir diversiones, penas, conocimientos y sobre todo por desearse y procurarse el bien mutuo en condiciones de igualdad y en plena libertad: nadie sujeta a nadie, ninguno se impone al otro, no hay lugar para el engaño y la hipocresía está desterrada. Una especie de pequeño paraíso.

A lo mejor lo que yo recuerdo no es tan fidedignamente esa bella Arcadia que describe Aristóteles. A lo mejor ni siquiera se le aproxima. Ya sabemos, la memoria en ocasiones modifica los sucesos a la luz del cariño y del ánimo. A veces se cree hacer un retrato que según nuestra impresión representó la realidad pasada de forma idéntica, otras reelaboramos el relato porque sentimos que algo le faltó o le sobró: un detalle importantísimo, una sombra, un gesto, ¿fueron esas las palabras?, tal vez sí pero el tono era otro, algo había en una actitud que se nos escapó en la primera rememoración, o que captamos pero no logramos decir después con precisión. Y luego están los enfoques de los demás involucrados en ese recuerdo: cada experiencia de cada cual, un mundo con sus innumerables pliegues.

De cualquier manera todas las versiones se vuelven una forma de la verdad, uno las asume como prohijadas y por tanto como honestísimamente nuestras. Nunca hay bastardía en la imaginación. Pues bueno, lo que recuerdo es que en un seminario de poesía, con el antecedente de unas tardes encharladas de literatura, conocí a un grupo de muchachos picados por una enorme ansia: leer y más leer, conocer de esto y de aquello, los griegos, la literatura medieval, Góngora, Quevedo, Lope, Cervantes, la poesía mexicana del siglo XX… hasta quedar prendados con los misterios de Alí Chumacero, con los sobresaltos léxicos y las ráfagas directas al corazón lanzadas por Rubén Bonifaz Nuño, con los edificios fulgurantes de transparencias insólitas alzados por la palabra de Tomás Segovia. Un puñadito de jóvenes inquieto, alegre, juguetón, preguntón. En esas tardes de San Roque y de Valenciana la literatura fue haciendo su labor de encandila-almas, reuniéndonos gustosos por el magisterio, pero también por el mero hecho de compartir lecturas, posibles interpretaciones, emocionándonos hasta el tuétano por lo de acá y lo de más allá, “enchumacerándonos”, pergeñando cómo hacer para invitar a Carlos García Gual, organizando un homenaje a don Alí, pensando en probables plaquettes de poesía, en otros círculos de lectura fuera de la academia, en otros homenajes-coloquio. Ahora me dan la noticia de esta revista y yo la celebro como un día excepcional, como si fuera una alta empresa de Hércules; porque en el fondo lo es, es su icor. Pero lo que más celebro es el hilo que condujo este esfuerzo: la amistad. Qué gusto que la razón intelectual se envuelva de razón cordial. Esa siempre será la mejor espada. Y como la constancia por procurar el bien al otro no se da en los hombres malos, según el estagirita, me atrevo a soñar entonces que somos una pandilla de buenos, siguiendo al siempre exacto y justo de Machado en su célebre verso: “soy, en el buen sentido de la palabra, bueno”.

Lilia Solórzano Esqueda

Doctora en Literatura por la Universidad Autónoma Metropolitana, maestra en Filosofía y licenciada en Letras Españolas por la Universidad de Guanajuato, es profesora de tiempo completo en el Departamento de Letras Hispánicas de la Universidad de Guanajuato. Edita la revista Valenciana (estudios literarios y filosóficos) y coordina las publicaciones del mismo Departamento. Miembro del Cuerpo Académico Estudios de poética y crítica literaria hispanoamericana (Universidad de Guanajuato) y del Grupo de Investigación Sobre Historia de la Literatura Mexicana (GRIHLMEX, El Colegio de San Luis). Miembro fundador de la Cátedra José Revueltas de la Universidad de Guanajuato.

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