Segundo número

Los cuentos oscuros de la abuela. Adela Fernández y Fernández

Fue durante un Palafoxiano (allá por el 2016, en Puebla), cuando escuché el cuento que, a decir de Gabriel García Márquez, todo latinoamericano debe leer: “La jaula de la tía Enedina”. La historia de Enedina, su desgracia, su locura, sus hijos pájaro, la oscuridad y el surrealismo, me envolvieron. Escuché también el nombre de la autora: Adela Fernández. Jamás en la vida había escuchado su nombre. Dramaturga, narradora, poeta, investigadora, antropóloga, diseccionista del ser humano, amante de la naturaleza y eternamente enamorada de México. Adela Fernández y Fernández, hija de Emilio El Indio Fernández y de Gladys Fernández, nació el 6 de diciembre de 1942 en la Ciudad de México. Murió hace casi seis años: el 18 de agosto de 2013. De su vida y su obra se sabe principalmente lo que ella misma dijo en algunas entrevistas, las cuales muchas veces intentaban centrarse más en su famoso padre. Ahora, con la muerte de Adela Fernández, una cruzada para rescatar y reeditar sus textos es liderada por su amiga Laura Cerna Lara (secretaria y presidente de la monumental Casa de El Indio Fernández, en Coyoacán, México) y por el hijo de ésta, Emilio Quetzalcóatl.

Hablar de Adela Fernández implica abrir un anecdotario por el cual desfilarán las más grandes personalidades nacionales e internacionales del medio artístico del siglo pasado. Al haber nacido en la Gran Casa de Coyoacán —lugar donde se filmaron alrededor de ciento cuarenta películas— era común que, la entonces niña, tuviera contacto con Diego Rivera, José Revueltas, Juan Rulfo y Chavela Vargas. A los 16 años decide irse de casa y comenzar una vida bohemia y errante, aspecto que será el principal ingrediente de su escritura.

Se sabe que Adela Fernández dejó once libros publicados; si embargo, se siguen encontrando textos aislados, los cuales se pretenden editar como una compilación. Los más famosos son las antologías de cuentos llamados Duermevelas y Vago espinazo de la noche: cuentos negros, crueles y cínicos. Si bien su género predilecto fue el cuento, la hibridez es una característica que tiene toda su obra: fácilmente pudo transitar por la dramaturgia (ganó el Premio a la Excelencia del Trabajo Literario de Mujeres de la Lengua Española en 1986 con “La prodigiosa”), por los documentales experimentales y por las recetas de cocina. Además, la autora tiene textos de corte autobiográfico que mezcla estéticamente con visiones oníricas.

Fernández cuenta en sus memorias que una de sus principales fuentes de lectura, y por ende de referencia, fue el existencialismo francés. (Me interesa apuntar aquí la cercanía con la literatura existencialista, ya que los tópicos recurrentes y generales de esta corriente se extendieron hacia Latinoamérica y hacia sus escritores, dejando una marca diferenciadora del influjo en Europa). Otras de sus influencias fueron Kafka, Colin Wilson y los Angry Young Men, Stephan Zweign, Nietzsche y la Generación Beat. Gracias a Eunice Odio, Fernández adoptó el mote de poeta beatneck, el cual —junto con la etiqueta de surrealista— siguió utilizando hasta su muerte para hacer referencia a su escritura. Gracias a estas influencias la escritura de Fernández se torna original e innovadora, de tal manera que contribuye a conformar un existencialismo latinoamericano.

Las obras de la mexicana tienen un problema de accesibilidad que estamos pugnando por erradicar. Ejemplo de ello es que si bien aún no están disponibles todos sus libros, sí están en internet muchos de sus cuentos y microficciones de fantástica, además de algunos de sus poemas. Leer a Adela Fernández conlleva adentrarse.

Beth Guzmán

Beth Guzmán

(Tepatitlán de Morelos, Jalisco. 1995). Poeta, docente de preparatoria y promotora de la lectura. Licenciada en Letras Hispánicas por la Universidad de Guadalajara. Becaria INTERFAZ 2018, miembro del colectivo Escritores del Bajío e invitada del V Ciclo de Escritores Jóvenes visitan Cuévano. Parte de su obra está publicada en revistas literarias y de crítica, nacionales e internacionales.

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