Entiendo que quieren ustedes saber por dónde ando en estos tiempos. Un poquito lejos de Lezama Lima, debo decir cuanto antes. Pero nunca demasiado lejos.
Creo que, puesto que soy gato viejo, ahora no rasguño los muebles para afilarme las uñas navajeras como lo hacía antes: rasguño la memoria, mueble magnífico, y paseo por los barrios bajos de la ciudad de los recuerdos para recoger por ahí latas abiertas de atún metafísico (un poquito rancio) y espinas de pescado olvidadas por los postmodernos y los vanguardistas. Estoy un poco cansado de las discusiones circundantes y trato de mantenerme al margen, pero no siempre lo consigo.
A veces me da por “explicar” a Góngora. Quizás es una mala costumbre. Leo ahora mismo a Victor Hugo: la versión que hizo Tomás Segovia del descomunal poema titulado módicamente Dios. También leo a los poetas de aquí, cómo no. Acabo de recorrer lleno de admiración el libro Nanof de Enzia Verduchi, por ejemplo.
Escribo menos que antes, lo cual es saludable. Tengo los cajones de mi escritorio medio llenos de versos de todo pelaje, eso sí. Espero vaciar esos pobres cajoncillos antes de despedirme.
Me entristece profundamente el país, que entró en una espiral de desintegración hace ya algunos lustros. No se ve cuándo se detenga el desmoronamiento. Una pena. Lo digo porque estoy empeñado en componer un poema sobre esa tragedia abismal; no sé si hago bien pero es lo que hago ahora, como si no pudiera evitarlo. Tiene el título provisional de “El fuego” y espero concluirlo en cosa de semanas… o meses.
David Huerta
Nació en la Ciudad de México en 1949, hijo del poeta Efraín Huerta y de Mireya Bravo. En 2011, el Fondo de Cultura Económica reunió en dos tomos (19 títulos y 1099 páginas) una parte sustancial de su producción poética con el título de La mancha en el espejo. Poesía 1972-2011.
Ha recibido los más importantes reconocimientos del país: Premio Carlos Pellicer para obra publicada en 1990, Premio Xavier Villaurrutia en 2005, Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura en 2015, Premio Excelencia en las letras «José Emilio Pacheco» 2018, y Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2019. Es además periodista cultural y traductor de poemas y libros de John Ashbery, Hilda Doolittle, Robert Lowell, Sir Walter Raleigh, Samuel Daniel, Emily Dickinson, Wallace Stevens, Victor Serge, Bernard Nöel, Joachim du Bellay, Paul Éluard, Jean-Paul de Dadelsen y Torquato Tasso.
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