Cuentos nerviosos —obra publicada el mismo año de la muerte de Bernardo Couto Castillo— es un compendio de relatos que dan cuenta de la calidad literaria de Carlos Díaz Dufoo y de la mala sangre de México. Es su único libro de cuentos. En él existen relatos muy acabados con una fragua estética equilibrada entre la belleza y la repulsión. Es un libro que trata temas duros de leer como el matricidio, el asesinato, el suicidio, la normalización de la violencia, la depresión y un sentimiento general de pesadumbre con respecto al futuro. Sus personajes viven picoteados por el tedio y la ira contenida, algunos por la humillación, otros por la burla. Estos temas y personas turbulentos, complejos, que despiertan más o menos en partes iguales la conmiseración y la repulsión, están delineados por una pluma decorosa y magistral en su ornato, que permite al lector saber qué se esconde detrás de sus retorcidos actos. Las narraciones son cortas, la adjetivación es afilada y precisa pero mantiene ese alargamiento y cuidado de las figuras del lenguaje propio del modernismo. La adjetivación conserva una unidad que se reitera constantemente y que le otorga la contundencia necesaria para que este tipo de relatos no se conviertan en ocasión de risa.
Estos relatos se estructuran desde la mesura y la psicología en un mundo roto. Todos los personajes presentan algún desequilibrio psicológico, alguna rareza mental que tiende a enmarcarlos en un mundo aparte, como si fuera un espectáculo de exhibición de fenómenos de alguna clase, sólo que, si miramos más de cerca, hallamos que aquellos locos —o los ambientes donde se desenvuelven— no son tan diferentes a nosotros. Esta habilidad de tocar el corazón que tiene Dufóo añade otra capa de complejidad técnica a la composición del relato porque la unidad se sostiene, y orbitando alrededor de ella conserva una brevedad en los cuentos necesaria para la contundencia en los relatos de esta estirpe, un ornato en el lenguaje que es efectivo y sumamente elocuente, unos personajes y acciones aborrecibles y, sin embargo, la sensación de querer encontrar allí alguna justificación para ellos. De allí que sea, a su vez, una crítica social profunda y una mirada a una sociedad en la que basta(ba) rascar poco para encontrar historias como las que moran en estas páginas.
Con este libro, Dufoo prueba una vez más su calidad literaria que no se limita al gran arte de la dramaturgia y que va de la mano con su calidad periodística. Fue un escritor apasionado por el crecimiento de la vida cultural mexicana. Cuentos nerviosos sigue recibiendo, desde su cuerpo de papel, nuestras miradas de asombro, muecas de ternura, repulsión y miedo siempre nuevas, ello debido a que hoy continúa teniendo bastante que decir sobre el raro, la sociedad, el mexicano, el ser humano.
Luis Horacio Hernández Treviño
El Centinela, Carlos Díaz Dufoo
La noche, una noche transparente y perfumada, de tibia luz de astros y desmayado aliento de rosas: los árboles cabeceando como espectros trágicos, la carretera retorciéndose en blancas curvas, semejante a un reptil monstruoso; a lo lejos, fulguraciones metálicas y rumor apagado que se propaga en ondas y rasga el augusto reposo. A ocasiones, un…

(Ciudad de México, 1996) Es estudiante en la licenciatura de Letras Españolas por la Universidad de Guanajuato. Desde 2016 ha sido profesor adjunto en la cátedra Teoría y Poética I. Ha colaborado en algunas revistas literarias como Punto de Partida. núm. 209: Diez poetas de Guanajuato (1982-1996).
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