ENTUSIASMO
Dios escupe en la cara del que llora
para enjuagar las cuencas donde vierte
el amargo milagro un ángel fuerte
que en la garganta tibia se me atora.
Mas se licúa la mirada, dora
a la corva mejilla, al labio inerte,
y se diluye hasta el sabor que advierte
su grumosa impresión y rememora.
Por un instante los bebidos ojos
se pasman frente a la creatura interna,
quien les suplica una visión externa.
Lo humano, lo divino, sus despojos,
en el ser introducen los abrojos
y ciego halo de mi Dios la pierna.
LOGOS
Levanta su esperanza hacia las nubes,
el cielo se le inunda en la garganta
y un Dios a nado ya en la lengua canta,
entre aliento de pálidos querubes.
Mantiene la mirada mas no el ojo,
lo condena su sombra que lo mueve
y al Dios —que no se inmuta— lo conmueve
en el fruto mordido primo antojo
con que llama a esa ausencia y la confina
ay sin saberlo, clama a lo que clama
y llora al llanto que le llora ruina.
Levanta su esperanza y se le enlama,
a la sílaba llega y se calcina
porque respuesta que requiere exclama.
Gabriel Reyes

Gabriel Reyes
(León, Guanajuato, 1996) es egresado en Letras Españolas por la Universidad de Guanajuato, ha colaborado con textos poéticos en revistas impresas y digitales como De-Lirio, Punto de Partida, Gallo Galante, Revista Golfa, Página Salmón, Ruleta Rusa y Los demonios y los días, donde actualmente es corrector y redactor.
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